Alguien me ha dicho hoy: "yo que tú no confiaba tanto en los profesores, porque al fin y al cabo ellos te cuentan lo que han leído".
Me dejó pensando... tenía razón. Para ser lo más científico posible, tenemos que hacer crítica de absolutamente todo, nada debe ser dogmático, ni siquiera la ciencia misma.
¿Qué es mejor? ¿Recibir clases de profesores prestigiosos en universidades prestigiosas y con una gran tradición que te cuentan sus hipótesis e intentan llevarte al huerto? ¿o es mejor interpretar y estudiar por uno mismo estando lo más cerca posible de su objeto de estudio?
¿Importa realmente el título o es más importante saber y comprender?
Obviamente creo que estaréis conmigo en apoyar la segunda opción. Un buen historiador debe ser crítico, formular sus propias hipótesis y no solo acudir a las fuentes secundarias sino también a las primarias. Podemos acceder a leer los papiros por nosotros mismos y a interpretar los contextos arqueológicos por nuestra cuenta. Que se nos ocurra comparar por ejemplo Egipto con la India, plantearnos cuestiones como: Qué queda del Antiguo Egipto en el Egipto de hoy e intentar encontrar respuestas propias.
La historia es mucho más compleja de lo que pensamos incluso aquellos que nos dedicamos todo el día a estudiarla. Sus aspectos son muy variados y complejos. Hay que ahondar en ella como en un mar profundo donde podemos encontrarnos cualquier cosa. Observar cada detalle con detenimiento, analizarlo y extraer conclusiones.
No es fácil, definitivamente, pero es así. De modo que me limito a pensar que seguimos sin saber nada y en el contexto de este blog, nada sobre Egipto. Siempre estaremos investigando más y más en busca de datos que completen o refuten nuestras hipótesis.
¿Qué egiptólogo /a seremos si nos limitamos a aprendernos de memoria lo que nos cuenta la tradicional egiptología?
Seremos papagayos con pajaritas, pero creo que no seremos egiptólogos por mucho título que poseamos.
Hay que hacerse preguntas, esa es la ciencia: la DUDA.
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